Esta práctica es para ti si sientes que algo en tu cuerpo no va bien, pero los entrenamientos habituales no dan resultado. Si tu abdomen sigue inflamado o tenso aunque te esfuerces, o si al final del día se hincha. Si sientes pesadez, retención de líquidos, dolor en la espalda baja y tu postura empieza a colapsar.
Si después del parto tienes diástasis o sientes el centro debilitado, si tu cuello o la zona entre los omóplatos siempre están tensos, o si el suelo pélvico se siente débil — esta práctica te ayudará a reconectar con tu cuerpo de forma profunda y suave.
También es ideal si tu libido ha bajado, si sientes estancamiento en la pelvis o cargas con estrés interno constante. Aquí no solo trabajamos el abdomen: relajamos la zona lumbar, liberamos tensiones y recuperamos la sensación de sostén y ligereza interior.